viernes, 25 de junio de 2010

Rotundo triunfo de Beatriz Díaz, Alejandro Posada y la Oviedo Filarmonía


La noche más corta del año resultó demasiado breve para envolver los larguísimos aplausos que el público tributó a la soprano Beatriz Díaz, al maestro Alejandro Posada y a la orquesta Oviedo Filarmonía el pasado 23 de junio con motivo del Concierto del Bicentenario, Asturias con Colombia, un evento musical festivo, por cuanto rendía homenaje a los 200 años del grito de la independencia de la república colombiana, y benéfico, ya que, a falta de cerrar definitivamente el balance económico, sirvió para apadrinar a varias decenas de niños en situación de extrema necesidad y pobreza.


A las ocho y quince minutos de la tarde daba comienzo el acto, en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, con la concurrencia puesta en pie para escuchar los himnos nacionales de Colombia y de España, siguiendo los cánones de la solemnidad del concierto, cuya crítica traeremos aquí dentro de pocos días, si bien podemos adelantar que el programa de arias de ópera que interpretó de forma magistral Beatriz Díaz cautivó a un público entregado, igualmente, con la música sinfónica colombiana y las oberturas que hizo emerger la maestría del director Alejandro Posada al frente de una orquesta, la Oviedo Filarmonía, que tocó lo suyo y perfectamente bien.


En el palco de honor ocuparon plaza la Consejera Técnica de la Comisión Nacional para la Conmemoración de los Bicentenarios de la Independencia de las Repúblicas Iberoamericanas, Silvia Cosano Nuño, asistida por su ayudante Mónica Fernández, el Jefe de la Diplomacia colombiana en España y Encargado de Negocios de la Embajada, Augusto García Rodríguez, el Consejero de Educación y Ciencia del Gobierno del Principado de Asturias, José Luis Iglesias Riopedre y el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo, José Suárez Arias-Cachero, además del sacerdote José Pérez Álvarez, fundador de Padrinos Asturianos, que por la mañana se echó a la calle para vender las últimas localidades, y el presidente de la institución Santiago Silva Mansilla, acompañado por su señora.


Junto a los citados, también se sentaron el pediatra Eduardo Ramos, la periodista Aura Lucía Mera –quien fuera responsable de los actos conmemorativos celebrados en Estocolmo con motivo del premio Nobel de Literatura concedido en 1982 a Gabriel García Márquez–, los padres de la soprano, Ricardo Díaz y Amelia González, y su marido, Jorge Fernández Sordo.


Tras las acostumbradas propinas –un hermoso arreglo orquestal de un inspirado Alejandro Posada sobre la partitura Prende la Vela que había cerrado el programa y un redondo “Mi chiamano Mimì” de La Bohème, a cargo de una insuperable Beatriz Díaz, la inolvidable velada culminó con el himno de Asturias, cantado en pie por todos los asistentes y la complacencia general de un auditorio repleto.



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